Un día común

Los gallos cantan pues son alrededor de las 4 AM y las personas que les toca levantarse cerca de ese horario están próximos a abrir sus ojos, los ojos que cada día miran la realidad, contemplan y admiran lo bello y hacen una radiografía a lo negativo.

Desde el momento en que la persona se levanta de su cama, empieza a realizar labores. Las amas de casa se despiertan temprano a preparar el desayuno a sus esposos. En época de clases, entre apuros, preparan todo para que los hijos vayan a estudiar. Las Unidades Educativas reciben a cientos y cientos de niños que dibujan una sonrisa en sus rostros. Sus maestros tendrán que prepararlos no solo para que aprueben el año lectivo, sino para que se desenvuelvan en una sociedad para nada equitativa.

El reloj avanza y el tiempo se va como dicen algunos "volando", mientras pajarillos y aves planean de verdad o cantan en algún jardín, propiedad de mujeres a las que les encantan las flores.

Mientras todo transcurre como de costumbre, el río en silencio desciende y con el su caudal. Ya se puede observar la pequeña playita, símbolo que nos enseña quizá del deterioro que ha sufrido nuestro ambiente.

Atravesar el puente sobre el río es un verdadero encanto para disfrutar de las brisas que nos brinda la naturaleza, solo interrumpidas por el ruido de los motores o de las piezas que componen parte de la estructura y están a punto de desprenderse.

Llegando al otro lado se pueden ver las más variadas formas de ganarse la vida. Están allí aquellos que recorren la ciudad (incluso más que nosotros) para mostrar los productos que cargan para la venta, comercializar y llegar a casa con que pasar el día siguiente. Héroes silenciosos que no laboran frente a un escritorio pero sin duda, de forma honesta brindan un gran ejemplo a todas y todos.

Claro está, si hace Sol las personas prefieren andar en taxi incluso con aire acondicionado o prefieren solicitar el servicio de las taxi-motos. El Sol para algunos es insoportable, pero contribuye para la venta de quienes se dedican al comercio de jugos y refrescos. Bien dicen que para todos hay.

Cada 15 minutos se escucha el sonido de campanas, las mismas nos ayudan a "llevar el tiempo para no perdernos del horario" y no desperdiciar el mismo.

Este es un día común donde se sigue una rutina que no agobia, más bien dignifica.

Ventanas, una mañana, una tarde o una noche en la ciudad. Lo que sea, en cualquier etapa su gente es feliz, alegre y como no decirlo: muy trabajadora.

Pero la tarde está por terminar y con eso las labores se detendrán, mas no en los hogares donde inicia el trabajo de papá y mamá para fortalecer a esos sonrientes seres que esperan ilusionados a sus héroes con una sonrisa, la de siempre.

La noche inicia y el silencio pasa poco a poco a tomarse el centro de la ciudad. Los jóvenes salen a divertirse, los padres salen a pasear con sus pequeños y los viejos amigos son recordados por esa memoria que no nos gusta que nos falle.

Muchos se quedan en casa, deciden leer un buen libro, otros se dedican a escribir sus propias reseñas, mientras cada uno de nosotros "escribe su historia" en un Ventanas con rutinas, colores y sabores. Un Ventanas amado por muchos, un Ventanas progresista gracias a todas las personas que hacen de un día común el mejor para vivir, el mejor para su pueblo, el mejor para sus hijos.